viernes, 8 de marzo de 2013

La escandalosa señorita Pilgrim, de Frederica Sagor Maas



Frederica Sagor Maas llegó a Hollywood con apenas veintitrés años y la aspiración de llegar a ser una guionista de éxito. Aunque consiguió su objetivo y logró que algunas de sus historias se convirtieran en películas taquilleras, pronto le resultó evidente que escribir para los estudios cinematográficos no era una tarea fácil, ya que tuvo que lidiar con la falta de respeto hacia sus ideas, con el robo habitual del mérito que merecía por las mismas y con los celos, envidias y abusos de poder de un buen número de ejecutivos tan cortos de entendederas como carentes de escrúpulos. Así, tras luchar (sola al principio, con su marido después) por abrirse camino por terrenos tan traicioneros, y acabar arruinada, una desengañada Frederica abandonó la industria del cine  un par de décadas después de llegar a la misma cargada de ilusión. Como equipaje se llevaría frustraciones y desencantos, pero también un buen número de anécdotas sobre una época fascinante, las cuales conforman el núcleo de esta obra autobiográfica.

Uno de los aspectos más impactantes de esta maravillosa obra es la edad que tenía su autora cuando la convencieron para que la redactara: ni más ni menos que noventa y nueve años. Una edad que nadie adivinaría al leer la historia de esta mujer sorprendente, valiente, humilde y generosa. Una narración deliciosa que nos permite atisbar los entresijos de un mundo glamuroso en apariencia, pero que cobijaba a toda suerte de crueles depredadores dispuestos a cualquier cosa con tal de medrar en él. Gracias a la portentosa memoria de Frederica Sagor, podemos emprender un viaje a otro tiempo y contemplar los inicios de una industria que, a pesar de las décadas transcurridas, sigue conservando tanto su capacidad para maravillar como esa naturaleza ambivalente, capaz de encumbrar y derribar ídolos con una facilidad pasmosa.

La escandalosa señorita Pilgrim es una obra que recomiendo a todo tipo de lectores por lo interesante que resulta su lectura, y por el modo en el cual la sencilla y elegante prosa de su autora atrapa desde la primera página. No obstante, no debería perdérsela ningún lector a quien le interesen los años dorados de Hollywood, ya que estoy convencido de que disfrutará enormemente cuando descubra la cantidad de personalidades relevantes que se cruzaron en el camino de Frederica Sagor.

En 1924 y con sólo veintitrés años, Frederica Sagor Maas llegó a Hollywood y luchó hasta convertirse en una codiciada guionista. Rebelde e ingeniosa, ella misma relata en estas páginas sus experiencias en los años dorados del cine mudo, y cómo sobrevivió en un mundo de juegos de poder, envidias y traiciones, dominado por hombres: productores y directores que, en sus propias palabras, eran «unos analfabetos sexistas, alcohólicos, trepas, mentirosos y tramposos.»Éste es el apasionante relato de una mujer que lo vio todo, una pionera que plantó cara a los peces gordos de la industria cinematográfica y vivió lo suficiente para ser testigo de los mayores escándalos del temprano Hollywood y, pasados los años, contarlo todo sin tapujos, en una crónica picante que se lee como una dulce venganza.«Sagor Maas revela los trapos sucios bajo el polvo de estrellas», The New Yorker; «Un libro lleno de intrigas escrito con nitidez y destreza», Philadelphia Inquirer; «Undocumento irreemplazable, escrito desde la inusual perspectiva de una mujer que vivió en aquella época», Los Angeles Times.

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